Franklin Villca tuvo un emotivo encuentro este sábado con su madre, Zenobia Huanaco, tras su odisea de más de 500 km, sin alimento y bajo gélidas temperaturas, condiciones extremas a las que logró milagrosamente sobrevivir.
El reencuentro se dio a 35 kilómetros de Cochabamba, en el poblado de Suticollo, adonde llegó la mujer indígena quechua para trasladar a su hijo, que se había fugado de la casa paterna a causa de supuestos malos tratos, para llevarlo a su hogar en Quillacollo.
"¿Dónde te has ido, hijito, no ves que te quiero mucho?", le dijo Zenobia, mientras Franklin le entregaba en un gesto sublime el recipiente de arroz, papas fritas y carne que poco antes le habían dado de merienda en el bus que lo trasladó desde Oruro, su primera parada en Bolivia.
"Por fin me pasa la pena que tenía. Estoy muy contenta", declaró Zenobia, de 45 años, cuyo deseo ahora es reunir al resto de sus hijos que viven en Oruro (a 212 km de Cochabamba) con su ex esposo, casado en segundas nupcias.
"Volveré algún día con mi mamá", había dicho previamente en Iquique a la prensa el niño, antes de abordar el bus que lo trasladó el viernes por la noche de retorno a Bolivia.
El Consulado de Bolivia en Iquique se hizo cargo del menor y gestionó su retorno al país junto al Servicio Nacional de Menores (Sename) de Chile, dijo el cónsul Raúl Ruiz.
Franklin vivía en la ciudad boliviana de Oruro junto a su padre y su hermano mayor, pero se fugó hace una semana, con el fin de reencontrarse con su madre, quien purgaba una pena en una cárcel de la localidad de Cochabamba por tráfico de sustancias controladas para la elaboración de droga, explicó Ruiz.
La mujer había cumplido la sentencia hace tres meses y trabajaba en el área rural de Cochabamba, hecho por el cual se encontraba lejos de su hijo.
Franklin se subió a un camión escondido en una caja de herramientas, para cumplir su cometido, pero sin saberlo, inició un viaje que lo llevó hasta Chile en una ruta ubicada a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar por el altiplano, una agreste zona donde se presentan extremas temperaturas.
Tras un recorrido de más de 500 km y sin haber recibido comida ni bebida, el menor llegó hasta Chile, donde fue recogido por Margarita Flores, quien lo entregó a la policía, pero un juez de la ciudad de Iquique decidió que la mujer lo tuviera mientras se resolvía su retorno a Bolivia.
Franklin se encontraba en buenas condiciones físicas, según constató el Consulado de Bolivia, gracias a los cuidados de Flores que lo tuvo bajo su cobijo durante una semana y que se despidió entre lágrimas.
"Cómo no voy a estar triste si fue un integrante más de la familia. Me despedí del niño muy afectada", dijo la mujer al cabo del adiós.
"Le pedí a su madre que lo cuide y que no lo abandone más", agregó Flores, quien se comunicó vía telefónica con la madre antes de su retorno.
Franklin fue acompañado por un funcionario del Sename de Chile hasta la frontera con Bolivia.
Desde ahí, el niño viajó junto a la abogada boliviana María Velancia, representante del Servicio Departamental de Gestión Social de Cochabamba, quien llegó hasta Iquique para trasladarlo ya que la madre tenía una orden de arraigo en su contra que le impedía salir de Bolivia.
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