La amistad es para muchos, al menos para mí, un valor insuperable; pero realmente, ya no que pocos amigos tenemos, sino que poco amigos somos, excepto en las redes sociales, donde la máquina y lo etéreo de la transmisión de información nos distancian físicamente. ¿Es eso? ¿será porque “olemos” mal?
Cuán fácil es negar a una persona cuando ya no “huele” tan bién como pensábamos; ahora ya no es mi amigo, es más nunca lo fue. Además…….. ¿no lo sabías? ¡A mí me tuvo engañado tanto tiempo!
Después cuando se vuelve a oler bien, vuelven a crecer los champiñones, debe ser la humedad y el calor de otros aditivos que vas adquiriendo. Por supuesto quién renegó opta en público por ignorar, no vaya a ser que le vean, aunque en privado siga acuchillando, pero lo que realmente importa es que en la soledad de su intimidad, se da cuenta que su cobardía le ha robado un amigo, no, no…… le ha robado, a “su” amigo.
Las mentiras de la vida, son como las verdades….. hay que descubrirlas recorriendo un camino, sino no se aprenden, puede que las sepas, pero no es suficiente, tienes que interiorizarlas asimilarlas, como la comida y su digestión. Si consigues que de la digestión de la vida salgan energía, músculos, huesos y alegría para compartir ¡enhorabuena! Sino el resto ,todos sabemos dónde acaba, y ¡huele muy mal!
Cuantos mejor huelas más amigos tendrás. ¿A que esperas?
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